
El cigarrillo es uno de los hábitos más perjudiciales para la salud, pues dentro de sus efectos se cuentan una serie de enfermedades o padecimientos, pudiendo afectar gravemente a los pulmones y a otros órganos importantes, además de que es uno de los factores que más inciden en las probabilidades de padecer distintos tipos de cáncer.
Pero además de los problemas respiratorios o las consecuencias negativas que ejerce en distintos sistemas, como por ejemplo los daños cardiovasculares, el fumar también puede afectar gravemente las respuestas del sistema inmunitario, pues los distintos componentes del cigarrillo puede interferí con todo lo que repente las defensas del organismo.
Fumar un cigarrillo o un tabaco puede ser altamente perjudicial para el sistema inmune, pues dentro de la composición de estos elementos se encuentran distintos agentes que pueden generar inflamaciones o que pueden tener un efecto inmunosupresor.
Uno de estos agentes son el óxido formaldehido, el óxido de nicotina, el óxido de amoniaco, el monóxido de carbono, el alquitrán, los benzopirenos, la cetona, el nitrógeno, entre otros.
Dentro de estos elementos la nicotina es la que más genera un efecto inmunosupresor.
Son obvios los efectos nocivos que genera el cigarrillo o el tabaco en el sistema respiratorio, comenzando por el hecho de que al verse afectado el sistema inmunológico también aumenta el riesgo de que las infecciones respiratorias se hagan presentes.
Pero además de esto, los distintos agentes tóxicos a los que se expone un fumador o las personas de su entorno afectan las células y los tejidos del aparato respiratorio, disminuyendo la capacidad de los pulmones de recoger aire, así como también se ve afectada la mucosa normal que protege de distancias partículas que pueden interferir con la respiración.
En conclusión, se puede decir que el hábito del cigarrillo, puede ser el causante desde un simple resfriado hasta una enfermedad tan grave como el cáncer del pulmón, de garganta, de boca u otros tipos más, pues al final el cuerpo es un gran sistema que se interconecta.
El hecho de no tener el hábito de fumar no quiere decir que no debemos preocuparnos por estos efectos, pues podríamos ser lo que se conoce como “fumadores pasivos” los cuales se componen por aquellos individuos que conviven de forma cercana con personas que si fuman, lo que los expone al humo y a las otras sustancias que afectan la salud.
Así que si en neutro entorno existen personas fumadoras en necesario tomar ciertas precauciones, como por ejemplo evitar estar cerca cada vez que fuman, así como sanear regularmente el ambiente en el que conviven.
Por otro lado es importante adoptar hábitos saludables, basados en una alimentación balanceada, la práctica habitual de ejercicios y realizar actividades recreativas al aire libre para despejar la mente y estar en contacto con el medio ambiente, pues esto ayudará considerablemente a aumentar las defensas del cuerpo.